Un mal... necesario?

En tiempos inflacionarios (de precios, no de salarios) no hay mejor opción para seguir dándose los gustitos  o tener una mínima capacidad de ahorro, es aprovechar las ofertas de productos y servicios que haya a la mano. Así, entre una lata de tomates peritas de marca A y otra B, llevo la que está en oferta o te bonifican el 25% del segundo producto, porque eso iba a comprar. De la misma manera, si bien me gusta ir a los cines Hoyts, trato de ir con alguna promo 2x1 o similar, porque una cosa es privarse de algo por agarrado y otra es saber aprovechar las oportunidades.

Sin embargo, se está generando un fenómeno interesante de ventas extraordinarias, que empezó desde que Jebús se cansó de los vendedores no autorizados y los echó del Templo; siguió su tradición por los mostradores de cada negocio y se estableció en el ámbito digital, con el Francés Go.

Para los que no lo conocen, el sistema se trata de ofrecer algo que no necesitás, a un precio tan alto como para poder absorber un descuento lo suficientemente tentador como para querer comprarlo. Así he visto compañeros de laburo que decían querer aprovechar un descuento de 30% sobre una camisa de marca TOP, sólo por el descuento en sí, cuando no necesitaban nada.

De la misma manera, me banqué almuerzos enteros recibiendo sermones gratuitos y procelitismo sobre los "ofertones" que publicaba Groupon y lo dormido que estaba por no adherirme... hace una semana que estoy suscripto y recibí ofertas diarias de: depilación definitiva, sesiones de plataforma(?), aladeltismo y escapadas románticas a Villa La Angostura.

Me sigo preguntando sobre los beneficios de ofertas que nadie compraría... ah, que le pregunte al dueño del negocio? Bueno... :(