Un poco retrasado, y con paso inconstante, pero creo que voy en buen camino a la superacion de una de mis frustraciones.
Sé que es normal y culturalmente correcto terminar una carrera universitaria. Sé que en el ámbito en que me muevo es incluso más importante y, actualmente, me estoy encontrando con la limitación de marcar como "universitario incompleto - abandono" en cuanto currículum y buscador de empleos encuentro, lo que evidentemente hace que haya otros candidatos "más aptos" o al menos con mejores prospectos que yo, al menos en lo académico.
Sin embargo, ayer mientras iba a la fábrica con el director industrial (jefe de mi jefa), se planteó una charla interesante:
DB: ... y me di media vuelta y me mandé a mudar. Después me pidió perdón, pero me quedé pensando eso y me amargué toda la noche.
AS: Pero hiciste bien. Te basurea y no corresponde.
DB: SI, pero más allá de eso, me quedé mal. A la noche fui a comer con mi hijo y me decía "reite un poco" y yo estaba con cara de orto que no podía más. Mientras, veia cómo un mozo (que debe ganar dos lucas) se cagaba de risa atendiendo unas chicas: que "cómo estamos"; que "qué les recomiendo"; que chiste va, chiste viene, y el tipo era feliz!!!
AS: Si, pero vos no serías feliz haciendo lo que hace él, porque estás acostumbrado a este ámbito, a dirigir, a resolver, al control.
DB: Si, pero eso después se transforma en problemas en mi vida; del 100% de mi tiempo, el 70% lo paso en la fábrica y el otro 30% lo intento pasar con mi familia, pero los quilombos te traspasan.
AS: Bueno, ese es mi planteo, yo tengo el laburo como un medio y no un objetivo. Tengo la escuela, mis cosas y quiero mantenerlas. Entonces, quiero dedicar mi vida y mi esfuerzo al avance en lo profesional, recibirme, aumentar las responsabilidades y que eso después me absorba cualquier disponibilidad para dedicarme a lo que realmente me importa? Debería cambiar profesión por vocación?! - Esa respuesta ya la sabía, pero se la hice igual para que él se la respondiera -
DB: Ah, eso es cierto, no hay vida más aburrida que la mía!
Después de esa charla, me vi un poco más ubicado, más en mi centro y hasta sentí lástima por mi jefe. Me pregunté cuántos están toda su vida intentando llegar a algo que, cuando llegan, no lo quieren más. Después pensé si no todo lo que hacemos tiene esa finalidad. Si cuando nos enamoramos de alguien, es la propia concrecion del amor la que empieza a derrumbar el castillo de cristal que hubimos construido con esfuerzo, dedicación y noches desveladas pensando en esa semi-diosa a la que creíamos inalcanzable.
Pensé varias cosas, hasta que llegamos a la fábrica y me volví a imbuir en el trabajo cotidiano. Pero con un poquito más de certeza, un poquito más tranquilo y contento, de saber la dirección en la que va mi barca.