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viernes, 16 de julio de 2010

Broken

Me acuerdo que de chico era muy bardero, pero sin maldad; pispireta, si le quieren decir. Con mi hermano éramos muy activos, como chicos que se llevan solo 1 1/2 años y que pasan casi todo el tiempo juntos. Ese amor-odio, por el cual hacen cosas juntos hasta el hartazgo y que terminan peleándose o revoleándose cosas y rompindo algún florero o adorno de la madre.
En esos tiempos, las cosas rotas se volvían a armar como fuera posible, pegando con la gotita, poxiran o plasticola los pedazos para que no se note y actuando con el mayor disimulo. Pero siempre, reitero, SIEMPRE mi mamá se daba cuenta. Lejos de esta era informática en la que los dispositivos de vigilancia y cámaras filmadoras del tamaño de un botón o disfrazadas en el moño de un osito de peluche, salen más baratos que un celular, creíamos que la vista aguda o incluso un sexto sentido de nuestra mamá, le permitía enterarse de cada objeto restaurado, mientras la memoria del hecho todavía estaba lo suficientemente fresca en nuestra cabeza, para saber a qué respondía su rugido por nuestros nombres.
Lo que no sabíamos en nuestra ingenuidad es que esa restauración, lejos de volverlo al estado original o siquiera parecido, quedaba llena de dedos con pegamento, grietas groseramente visibles y esmaltes saltados, dejando el material al desnudo.

El fin de semana estuvo mi hermano en Buenos Aires, porque vino a una feria de productos regionales. Las cosas no quedaron bien la última vez que se fue, por las típicas razones que alejan a cualquier familiar: La plata, que termina carcomiendo y revolviendo la mierda que se va sedimentando por la tranquilidad de la distancia y el poco tiempo que se comparte en las esporádicas visitas.
Si bien los dos actuamos con tranquilidad y evitamos hacer mención al tema, quizás como una forma de intentar volver a una relacion fraternal, comimos un par de veces juntos, miramos un poco la tele, pero por la cantidad de actividades que ambos tuvimos, no nos pudimos (quisimos?) dedicar mucho tiempo.
Sin embargo, creo que, como cuando eramos chicos, rompimos algo de la vieja; y por más que queramos arreglarlo, hay partes que quedaron abajo de algún mueble o esmalte que se saltó y probablemente no podamos cubrir con la gotita.
Espero el tiempo cure las heridas, aunque la cicatriz, va a quedar por mucho tiempo.

4 comentarios:

Lila Biscia dijo...

Si me permite, voy a decir una cosita: no rompieron algo de la vieja. La relación es de Uds dos, dos adultos.
Cuando uno es adulto, por suerte y a pesar de la dificultad, no hace falta ocultar a nadie la rotura. Solo hay que verla y descubrir juntos como se arregla.
Me parece...
besos con congelamiento.

Laura dijo...

Que decir Al... no tengo hermanos, pero se que el tiempo cura. Ademas considerando que son lo único que tienen familiarmente hablando, sería bueno que puedan hablarlo y ponerse de acuerdo.
Abrazo

Unknown dijo...

Que triste, pero tene paciencia que es tu hermano.
A mi me pasa con el mio que es la unica persona que puedo bardear o mandar muy muy a la concha de su hermana, pero al tiempo se nos pasa.
Buen finde

SOL dijo...

Yo creo que sólo con la familia, con el tiempo, esas marcas desaparecen. Lo bueno es que ya dieron el primer paso los dos. Podrían ni siquiera haberse visto en esta visita, pero como pudieron, le pusieron onda y se vieron. Tiempo al tiempo, la sangre tira ;)

 

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